vista del espacio para aliviar el calor en verano en el teatro romano, MERIDA

El espacio natural sobre el que se asienta la actual ciudad de Mérida, entre los cerros del Calvario y San Albín, flanqueado por los cauces del Guadiana y del Albarregas, fue un lugar idóneo para el establecimiento de grupos humanos que subsistieron gracias a la recolección de frutos, a la caza y a la pesca. Los restos materiales localizados en la cuenca del Guadiana desde el Paleolítico Inferior y Medio evidencian la existencia de ocupaciones humanas en este espacio, hecho que se ha podido constatar gracias a la aparición de vestigios de las industrias líticas propias de estos periodos en el área arqueológica de Morerías y en las zonas ocupadas por los actuales barrios de Bodegones y Abadías. Véase también dolmen del Prado de Lácara. El Paleolítico inferior es el primero de los periodos en que está dividido el Paleolítico, la etapa inicial de la Edad de Piedra. Está caracterizado por la presencia de dos tradiciones líticas de evolución muy lenta: la olduvayense o modo técnico 1 y la achelense o modo técnico 2. Es la etapa más larga de toda la prehistoria, ya que se considera que comenzó hace unos 2,5 millones de años y duró hasta hace unos 125-127 000 años. El Paleolítico Medio es el segundo de los periodos en que está dividido el Paleolítico, la etapa inicial de la Edad de Piedra. Se caracteriza por el predominio de una tradición lítica denominada musteriense, que utiliza la técnica de talla llamada método Levallois o modo técnico 3, que consiste en obtener una o varias lascas de forma predeterminada, a partir de una preparación particular del núcleo. Es un periodo mucho menos extenso que el anterior y abarca aproximadamente entre los años 150 000-127 000 antes del presente (AP) y 40 000-30 000 AP. El dolmen del prado de Lácara es un monumento megalítico del tipo sepulcro de corredor. Está situado al noroeste de la ciudad española de Mérida, en la provincia de Badajoz. Se ubica junto a la carretera EX-214, que une Aljucén con La Nava de Santiago, a cuyo término municipal pertenece. Se trata de un notable sepulcro megalítico, construido durante el Neolítico final, hacia el ocaso del IV milenio a. C. o inicios del III milenio a. C. Es uno de los más monumentales conservados en el foco alentejano-extremeño, motivo por el que fue declarado bien de interés cultural en 1912 y Monumento Nacional en 1931.
(18 de Abril de 2019)