Jejeje, qué ilusión que tacuerdes y sescriban aquí estas expresiones: con qué gusto te contesto, Miguel:
¡Claro!, uno, si quería ganar, evitaba a los “chivitos” porque “alguraban” mu bien: mejor buscaba a un “lelo” pa quedarle sin un chavo, que no era otra cosa que “esparrucharle”: pa tener más bolas, bolindres, cristalines y hasta “decines”. Con los bolindres, que jugábamos “al gua” y “al catre”, inventamos el dinero infantil con las banderas de España y todo Iberoamérica: eran “los santos”; cada bandera tenía un valor y nos sentíamos ricos con aquellos fajos de cartoncillos preciosos con los colores tan vivos de las banderas. Qué gracia me hace recordar aquella expresión de: “ ¡DESACOTO!”, cuando veíamos un obstáculo imprevisto entre las bolas. “Sacar la gaita”, era mitad tramposo y mitad una forma peculiar de tirar con los bolindres, porque sacercaban de manera torticera a la bola a la que se intentaba pegar un “chinche”: MI AMIGO PEPITO PRÁXEDES, ADEMÁS DE CHIVITO, SACABA UNA GAITA ASÍN DE GRANDE, jejeje.
El “güevo” era el golpe certero que se pegaba al repeón jugando a los “quecos”: hacíamos virguerías en este juego.
Con “La rueda y el gancho” (que a mí me hizo el bueno de Agustín “Porrajierro”) hacíamos varias leguas al día arroyo arriba arroyo abajo: menúo deporte era ese.
La “Taba” creo le llamábamos también “el hueso”.
Jugábamos también al “cinturón corrío”, que vaya pescozones y mitras que nos pegábamos.
A casi todos los juegos se apuntaban chicas, aunque ellas eran más partidarias de “El escondite”, “la comba”, “el piso”, “la gallinita ciega” y otros.
¿Y las “carucas” que nos pegábamos con el “mocho y la vara”?
Qué bien, Miguel, que te hayas acordao de to esto: tienes una memoria privilegiada. Y ya digo, estas cosas se van a morir si alguien no las saca del olvido: al menos que queden recogidas por aquí.
Un abrazo mu fuerte,
¡Claro!, uno, si quería ganar, evitaba a los “chivitos” porque “alguraban” mu bien: mejor buscaba a un “lelo” pa quedarle sin un chavo, que no era otra cosa que “esparrucharle”: pa tener más bolas, bolindres, cristalines y hasta “decines”. Con los bolindres, que jugábamos “al gua” y “al catre”, inventamos el dinero infantil con las banderas de España y todo Iberoamérica: eran “los santos”; cada bandera tenía un valor y nos sentíamos ricos con aquellos fajos de cartoncillos preciosos con los colores tan vivos de las banderas. Qué gracia me hace recordar aquella expresión de: “ ¡DESACOTO!”, cuando veíamos un obstáculo imprevisto entre las bolas. “Sacar la gaita”, era mitad tramposo y mitad una forma peculiar de tirar con los bolindres, porque sacercaban de manera torticera a la bola a la que se intentaba pegar un “chinche”: MI AMIGO PEPITO PRÁXEDES, ADEMÁS DE CHIVITO, SACABA UNA GAITA ASÍN DE GRANDE, jejeje.
El “güevo” era el golpe certero que se pegaba al repeón jugando a los “quecos”: hacíamos virguerías en este juego.
Con “La rueda y el gancho” (que a mí me hizo el bueno de Agustín “Porrajierro”) hacíamos varias leguas al día arroyo arriba arroyo abajo: menúo deporte era ese.
La “Taba” creo le llamábamos también “el hueso”.
Jugábamos también al “cinturón corrío”, que vaya pescozones y mitras que nos pegábamos.
A casi todos los juegos se apuntaban chicas, aunque ellas eran más partidarias de “El escondite”, “la comba”, “el piso”, “la gallinita ciega” y otros.
¿Y las “carucas” que nos pegábamos con el “mocho y la vara”?
Qué bien, Miguel, que te hayas acordao de to esto: tienes una memoria privilegiada. Y ya digo, estas cosas se van a morir si alguien no las saca del olvido: al menos que queden recogidas por aquí.
Un abrazo mu fuerte,