RELATOS AL ATARDECER - CCCXLIII
LOS BROTES DE CEBADA. Un hombre del reino de Song fue a ver los brotes de cebada que su hijo había plantado. Pero, nada más llegar a la parcela, se sorprendió al ver que éstos eran demasiado pequeños. Dispuesto a ayudar a su hijo, el hombre exclamó: Yo los haré crecer.
Y, sin dudarlo ni un momento, comenzó a dar un fuerte estirón a cada uno de los tallos verdes. Tras varias horas de intenso trabajo, regresó a casa exhausto. Ya casi anochecía y su hijo, preocupado, ... (ver texto completo)
LOS BROTES DE CEBADA. Un hombre del reino de Song fue a ver los brotes de cebada que su hijo había plantado. Pero, nada más llegar a la parcela, se sorprendió al ver que éstos eran demasiado pequeños. Dispuesto a ayudar a su hijo, el hombre exclamó: Yo los haré crecer.
Y, sin dudarlo ni un momento, comenzó a dar un fuerte estirón a cada uno de los tallos verdes. Tras varias horas de intenso trabajo, regresó a casa exhausto. Ya casi anochecía y su hijo, preocupado, ... (ver texto completo)