Atinaplomillos: se trata del muchacho que trataba en las
fiestas del
pueblo, en la caseta los tiros, de derribar, con una escopetilla de plomos, el palillo o las bolas que al efecto ponían para llevarse el
premio.
La desviación excesiva y provocada de la mira de puntería, provocada por el feriante para hacer perder en el acto, a veces era tan exagerada, que casi dabas al de al lado, al que no habías apuntado. Eso sí, de pura chiripa.
El escaso porte del plomillo que proporcionaban, que prácticamente
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