BADAJOZ: 3 ...

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Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano. Alimentando lluvias, caracolas y órganos mi dolor sin instrumento, a las desalentadas amapolas daré tu corazón por alimento. Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento. Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado. No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida. Ando sobre rastrojos de difuntos, y sin calor de nadie y sin consuelo voy de mi corazón a mis asuntos. Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo. No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada. En mis manos levanto una tormenta de piedras, rayos y hachas estridentes sedienta de catástrofes y hambrienta. Quiero escarbar la tierra con los dientes, quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes. Quiero minar la tierra hasta encontrarte y besarte la noble calavera y desamordazarte y regresarte. Volverás a mi huerto y a mi higuera: por los altos andamios de las flores pajareará tu alma colmenera de angelicales ceras y labores. Volverás al arrullo de las rejas de los enamorados labradores. A las aladas almas de las rosas del almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero.
Elegía.- Miguel Hernández
10 de enero de 1936
Me acordé mocita de estos versos, leyendo en la prensa que la rutilante estrella que pulula, se prodiga, trabaja sin cesar y calla en su Sala y pasillos de la Audiencia Nacional, ha decido enviar al Supremo, para que decida, la decisión que le envía su colega granadina con respecto a la apertura de la tumba de Federico García Lorca y sus compañeros de infortunio, un maestro rural de escuela y un banderillero; Dióscoro Galindo, y Francisco Galadí.
Ahí está la pelota, a ver quién y cómo la bajan.
Pero entretanto, gente a quienes al parecer no les interesa para nada que aquellos que cayeron yertos en una de aquellas frías madrugadas, levanten su dedo señalando, no cesan de poner palos en la rueda de los sentimientos frustrados y de la memoria amarga.
Y por ahí andan también, con sus querellas y subterfugios varios.
Pero en los madriles, quizá por aquello de que a la fuerza ahorcan, ya hay un alcalde honorífico menos. Algo es algo pues, es una bobada ponerle puertas al campo o frenar la riada con cañizos y lodos.
Salud.