BADAJOZ: Lo que te decía ayer Ibn Marwan, que llovía por las...

Lo que te decía ayer Ibn Marwan, que llovía por las Españas, ¡pero qué montón de agua la que cayó sobre Badajoz! Parecía Venecia, pero sin tantos trovadores. Hasta las barquichuelas del Guadiana amenazaban con ahogarse.

Es lo que pasa con estas aguas de mayo, que o no llegan, o lo hacen a destajo. Lo peor, es que los campos están empapados y las cosechas, encamadas, mala cosa para el paciente agricultor, siempre mirando hacia arriba con la boca abierta esperando las cuatro gotas salvadoras y, siempre se le jode la cosecha por exceso de humedad o por secano.

Como te dije, me fui a las playas de levante a ligar bronce y mirar el panorama aprovechando un claro por la mañana, y, con el cielo panza burra fue pasando la jornada. Pero las aguas que cayeron ni daban para anegarse en un vaso de agua.

Por esa parte mocita, los campos, els Camps, están de un florecido que te cagas. Todo florido. Hasta los hay improductivos que da gusto mirarlos. Todos ellos plagados de unos hermosos jaramagos que echan unas florecillas amarillas y otros blancas, ¡qué delicia para el espíritu! También los hay de amapolas, cuántas en los campos o els Camps. Parecen un cónclave de esos que hacen de vez en cuando en la eterna ciudad.

La nota discordante entre tanta belleza, la ponía un gallego exaltado que arremetía sin ambages contra el sentido común diciendo diciendo, que un cardo borriquero con más pinchos que verdor, era una elegante flor digna de protección para su preservación y posterior explotación por los demás terruños de las Españas.

El aguacero me pilló al volver y los granizos, por muy poco no me saltaron uno de mis ojos virtuales. El caso fue que, cuando americé en tu fuente, vi que seguía igual de seca que la pata de Perico y había unos relampagazos en el ambiente marcando electroencefalograma plano.

Salud.