BADAJOZ: Martes día 19 del mes en curso:...

Martes día 19 del mes en curso:
Remolino de sayones y de cucuruchos varios. KKK peninsular en máxima ebullión. Gente sencilla que llora porque un chambuón de primavera les impide manifestarse y expresar su devoción por las plazas y las calles de este nuestro solar patrio donde, se suele decir que las agüitas de abril caben todas en un barril.

Por esos mundos extraños actúan las fuerzas del mal y uno de sus exponentes todo vestido de negro esgrime flamígero sable y a lomos de libio alazán cuyo nombre es Perejil, despotrica contra el legal gobierno de aquí sin darse cuenta el animal que también me fastidia a mi. Y a ti, y a aquél que está más allá, y a los señores banqueros, y Marianico el gallego o al Mas catalán y hasta a la Esperancita que reluce en la Puerta del Sol. ¡La madre que lo parió! Qué descansada quedó.

Trece grados y nublado, el viento sopla del charco y los suelos están mojados sin llegar a barrizal en la noble y principal esta villa del Almendral. Por los balcones colgados mantones con muchos bordados dorados y en las luengas melenas de mocitas que están muy buenas, lucen labradas peinetas que se clavan como saetas en sus sesos amueblados con ideas inconcretas.

Dang, Dang, Dang, es la hora. Ya suena el racataplán de cajas y de tambores que ahogan los metálicos tataraties de trompetas que son sopladas por unos labios adiestrados.
Plas, plas, pataplás. Paso lento. Procesión. Olor a tierra mojada a incienso y fresca flor y al jumillo de las velas en correcta formación.

¡Ajajayyyyyyyyy! El quejío flota en el aire y se queda quieto un instante en el que cesan los murmullos y los trinos de los pájaros y hasta se para el aire.
Es la Saeta.
El cantar.
Una oración,
El desahogo de una madre que está implorando compasión para ese hijo que se marchó por malvados derroteros plagados de pinchos negros que se le clavan en sus entrañas y causa su tribulación.

Ay ay ayyyyyyyyyyyyyyyyy. Es la voz ronca de un padre incapaz de ver la luz entre las oscuras tinieblas de un mundo que lo desecha de su sistema de producción.

La Saeta. (Machado)

  ¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en la mar!