ALMENDRAL: El cuatro de agosto pasado recia moza, te pedía una...

El cuatro de agosto pasado recia moza, te pedía una opinión sobre el texto que sigue abajo, pero tú no me contestaste, y eso que lo escribí en la noria (círculo dador de vida, rueda que va girando arrastrando a sus canjilones) hoy ciega que hay detrás del más vetusto sitio dedicado al culto que hay en el almendral desalmendrado, por eso insisto
Hemos pasado cosas peores y aún lo podemos contar, en el almendral y en todas partes. Al menos eso es lo que suelen decir las personas mayores, aquellas que conocieron las cartillas de racionamiento y el tener que comprar lo poco que se comía en casa de fiado, porque dicen que, tras vivir y sobrevivir a una guerra civil y la posguerra que vino a continuación, que ya están inmunizadas, vamos, igual que para que no tengas sarampión te inoculan una dosis y el organismo ya aprende a defenderse solo cuando le entre otra más gorda. Pero.., verás, resulta, que aunque ya gastan menos porque no necesitan nada más que un yogur para cenar y un café con leche para desayunar, son los primeros que van al supermercado a comprar unos cuantos quilos de arroz apenas suena la alarma. Y es que los reflejos adquiridos por tantas carencias acumuladas en sus subconsciente, marcan. Y marcan tanto, que cuando una crisis como la que hemos empezado a padecer llega, ellos, ya llevan unos cuantos meses gestionándola, y saben qué puesto del mercado vende más acorde con lo que ganan, así, cuando el gobierno de turno dice que ya está el lobo en las mismas puertas, les sale esa sonrisilla maliciosa por entre sus escasos dientes y sus resecos labios
A lo que no se han habituados es a defenderse del peligro cuando este está en su propia casa. Como cuando los dejen en el servicio de urgencias de cualquier hospital y salen pitando hacia sus destinos vacacionales. A que los aparquen en un estacionamiento para ancianos o, a que les falsifiquen la firma para adueñarse de sus escasos ingresos o de unos bienes que les costó tanto. O que modifiquen su testamento. O que consigan que los declaren incapaces para hacerse con su tutela, y de paso con sus pocos o muchos ahorros.
Es verdad que esto no se hace siempre en época de vacas flacas como ahora, también se hace en situaciones de bonanza, porque aquellos que fuimos sobreprotegidos por estas personas que ahora ya chochean, nos hemos creído tanto eso de la sociedad del bienestar y lo de nuestro derecho a tener y disfrutar una mejor calidad de vida, que no concebimos de ninguna de las maneras, que ellos, ellas, esas gente que tanto molesta y que da tanto trabajo, jamás lo hubieran hecho con nosotros cuando éramos desvalidos, ni con sus nietos, ni con los hijos de sus nietos.
Mientras les duró el entendimiento y las fuerzas, claro. 
¿Tú, moza recia, qué opinas?
Salud.