¡Ay que calores salud!,
que me da leer tu relato,
da igual lo de la testuz
lo mejor pasar el rato.
Luego ya se verá
si la cosa era pa tanto,
si estaba bien de gigas
y del asunto de más abajo
La jodienda no tiene enmienda
dice un sabio de mi pueblo,
los pecados de carne y corazón
son los que antes perdona el señor.
Ponte manos a la obra
pasa de las palabras a los hechos,
no te quedes en lo virtual
tira de frente y por derecho.
Ya que lo imaginas ¡hazlo!
coge la perla con esmero
maduro, tierno, ¡mola mazo!
juntos andan cielo y averno.
(Admiradora de tus escritos)
que me da leer tu relato,
da igual lo de la testuz
lo mejor pasar el rato.
Luego ya se verá
si la cosa era pa tanto,
si estaba bien de gigas
y del asunto de más abajo
La jodienda no tiene enmienda
dice un sabio de mi pueblo,
los pecados de carne y corazón
son los que antes perdona el señor.
Ponte manos a la obra
pasa de las palabras a los hechos,
no te quedes en lo virtual
tira de frente y por derecho.
Ya que lo imaginas ¡hazlo!
coge la perla con esmero
maduro, tierno, ¡mola mazo!
juntos andan cielo y averno.
(Admiradora de tus escritos)
Ay ayyyy hay....
gúevos tiene la mocita
que sin andarse con chiquitas
dice: es lo que hay.
Y más que insinuar,
incita,
a degustar la margarita
que agrada a mi paladar.
¡Clamo a las diosas escitas!
Ellas que son tan bonitas
y también harto melosas,
que no provoquen a mis cosas
que en despertando se excitan,
buscan refugio en la ermita
y a su calor regurgitan,
mas, no eructan sin ton ni son
pues, amaestradas como son
por duende que ya vivió,
tascan el freno o aceleran
al compás de la ocasión.
Si les falla el pinganillo,
a la botica más cercana
recurren no sin desgana
o usan su otro organillo.
Porque el pendón es el pendón
y a de quedar siempre enhiesto
sea cual sea el torreón
en el que se lea el manifiesto.
Y excuso decir,
que estoy a su entera disposición
ahora o en el porvenir.
Pongámonos en situación
de llegar a la convención
aprovechando el buen tiempo,
porque con los fríos tiemblo
y me baja la inflamación.
Salud.
gúevos tiene la mocita
que sin andarse con chiquitas
dice: es lo que hay.
Y más que insinuar,
incita,
a degustar la margarita
que agrada a mi paladar.
¡Clamo a las diosas escitas!
Ellas que son tan bonitas
y también harto melosas,
que no provoquen a mis cosas
que en despertando se excitan,
buscan refugio en la ermita
y a su calor regurgitan,
mas, no eructan sin ton ni son
pues, amaestradas como son
por duende que ya vivió,
tascan el freno o aceleran
al compás de la ocasión.
Si les falla el pinganillo,
a la botica más cercana
recurren no sin desgana
o usan su otro organillo.
Porque el pendón es el pendón
y a de quedar siempre enhiesto
sea cual sea el torreón
en el que se lea el manifiesto.
Y excuso decir,
que estoy a su entera disposición
ahora o en el porvenir.
Pongámonos en situación
de llegar a la convención
aprovechando el buen tiempo,
porque con los fríos tiemblo
y me baja la inflamación.
Salud.
