Deja ahora las rosas moza, que ya hay operarios hidratando los rosales para que estén frescos y lozanos el día que nuestro edil mayor abra la feria y sus fiestas con el consabido pregón, demostrando ser bien nacido al agradecer al mundo entero su estrecha colaboración y buena disposición.
¿Los comediantes? ¿La coguta verde? ¿El aluvión de inmigrantes? Para mi que en los tiempos que corren gozan de salud de platino aleado con el oro que dicen que cagó el moro allá por los tiempos de la señora doña María Castaña. En el patio de butacas instalado en el corral de comedias improvisado de la Plaza Chica; músicos con vestiduras brillantes e instrumentos retorcidos amenizaran la charanga aplaudidos sin cesar desde las gradas de sombra, el gallinero y las de sol, por un público entregado sin distinciones de colores, clases o rol. Pero cada uno en su parcela, que se pueden perder los papeles y después Groucho, el de los hermanos Marx, se queda sin argumentos para hilvanar algunas frases como aquellas que soltó un día: “Estos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros” “Quiere usted casarse conmigo? ¿Es usted rica? Contésteme primero a la segunda pregunta.
Pero cada día mocita, me quedo más alelado al oír, que el evento en cuestión es o era la envidia de las aldeas que hay alrededor. Envidia. ¿Quien iniciaría el rumor? ¡Qué palabrota más fea! No sé bien si descalifica más al que la dice o al que dice que la sienten, porque, ¿qué tiene que ver la sana diversión con la apariencia de quien finge que se divierte? Y otra cosa recia moza y ya que estamos de chistes: Aquí siempre hemos sido propensos a manchar las vestiduras de los que tras vislumbrar algo de otros mundos adquirían rutinas nuevas prescindiendo de la carcunda. Y qué te voy a decir, para mi que tienen razón los de fuera, aunque muchos se moderen sabiendo la habilidad que nos adorna para restar importancia a todo lo que no entendemos ni se ajusta a nuestra percepción. Pero claro, si es forastero.., la cosa cambia un montón. Pregúntale al Tío Cebollo.
Salud.
¿Los comediantes? ¿La coguta verde? ¿El aluvión de inmigrantes? Para mi que en los tiempos que corren gozan de salud de platino aleado con el oro que dicen que cagó el moro allá por los tiempos de la señora doña María Castaña. En el patio de butacas instalado en el corral de comedias improvisado de la Plaza Chica; músicos con vestiduras brillantes e instrumentos retorcidos amenizaran la charanga aplaudidos sin cesar desde las gradas de sombra, el gallinero y las de sol, por un público entregado sin distinciones de colores, clases o rol. Pero cada uno en su parcela, que se pueden perder los papeles y después Groucho, el de los hermanos Marx, se queda sin argumentos para hilvanar algunas frases como aquellas que soltó un día: “Estos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros” “Quiere usted casarse conmigo? ¿Es usted rica? Contésteme primero a la segunda pregunta.
Pero cada día mocita, me quedo más alelado al oír, que el evento en cuestión es o era la envidia de las aldeas que hay alrededor. Envidia. ¿Quien iniciaría el rumor? ¡Qué palabrota más fea! No sé bien si descalifica más al que la dice o al que dice que la sienten, porque, ¿qué tiene que ver la sana diversión con la apariencia de quien finge que se divierte? Y otra cosa recia moza y ya que estamos de chistes: Aquí siempre hemos sido propensos a manchar las vestiduras de los que tras vislumbrar algo de otros mundos adquirían rutinas nuevas prescindiendo de la carcunda. Y qué te voy a decir, para mi que tienen razón los de fuera, aunque muchos se moderen sabiendo la habilidad que nos adorna para restar importancia a todo lo que no entendemos ni se ajusta a nuestra percepción. Pero claro, si es forastero.., la cosa cambia un montón. Pregúntale al Tío Cebollo.
Salud.