Se conoce como castellano o español, la lengua que empezó a hablarse en Castilla (era un condado perteneciente al reino de León, que hacía de valladar contra los islámicos zaragozanos y las arremetidas de los francos desde los Pirineos a través del paso de Roncesvalle) a finales del siglo XI y, que al contribuir esta a la unión nacional, su lengua vino a ser la del Estado. Eso se enseñaba no hace tanto tiempo a los escolares peninsulares e insulares en general, sin que importara mucho ni poco dónde habían nacido y que lengua hablaban en su casa.
Por aquella época, Pedro Botero también era homófobo y todo el que en vida cometía el pecado nefando, lo freía eternamente en sus calderas, así como a los que no habían sido ungidos con un agua muy especial, pero hoy, a nuestro paisano el valverdeño, ni se le pasa por la imaginación el cometer tamaña felonía, sino que los aguanta como una forma más de vivir de acuerdo con sus tendencias, entre otras razones porque cada cual hace con su cuerpo un sayo y a nadie le importa.
En La Bota, donde mangonea un individuo sin escrúpulos que a decretado la emergencia nacional por la arribada masiva de gente de fuera de sus dominios, la cosa va a más. Y es que nadie puede ponerle puertas al hambre. Hambre generada por expoliadores de toda condición y pelaje que para seguir medrando necesitan a estas personas indefensas. Esclavos modernos en un mundo organizado desde el Sanedrín que controla esta parte de la tierra, cuya organización social se fundamenta en un suelo cenagoso que falla a la mínima contingencia y donde los seres humanos valen menos que una hormiga. Así, cambistas, ladrilleros, especuladores y ganapanes en general, ni dudan un instante en arramblar con todo lo que hayan atesorado y coger las de Villadiego en cuanto ven que disminuye el chorrete que manaba de la ubre de una vaca a la que jamás echaron alfalfa.
Mira mocita, si quieres un ejemplo cercano, faldea Monsalud, ya verás como hay un camino de herradura entre dos poblados, que se va a quedar sin asfaltar.
Porca miseria.
Salud.
Por aquella época, Pedro Botero también era homófobo y todo el que en vida cometía el pecado nefando, lo freía eternamente en sus calderas, así como a los que no habían sido ungidos con un agua muy especial, pero hoy, a nuestro paisano el valverdeño, ni se le pasa por la imaginación el cometer tamaña felonía, sino que los aguanta como una forma más de vivir de acuerdo con sus tendencias, entre otras razones porque cada cual hace con su cuerpo un sayo y a nadie le importa.
En La Bota, donde mangonea un individuo sin escrúpulos que a decretado la emergencia nacional por la arribada masiva de gente de fuera de sus dominios, la cosa va a más. Y es que nadie puede ponerle puertas al hambre. Hambre generada por expoliadores de toda condición y pelaje que para seguir medrando necesitan a estas personas indefensas. Esclavos modernos en un mundo organizado desde el Sanedrín que controla esta parte de la tierra, cuya organización social se fundamenta en un suelo cenagoso que falla a la mínima contingencia y donde los seres humanos valen menos que una hormiga. Así, cambistas, ladrilleros, especuladores y ganapanes en general, ni dudan un instante en arramblar con todo lo que hayan atesorado y coger las de Villadiego en cuanto ven que disminuye el chorrete que manaba de la ubre de una vaca a la que jamás echaron alfalfa.
Mira mocita, si quieres un ejemplo cercano, faldea Monsalud, ya verás como hay un camino de herradura entre dos poblados, que se va a quedar sin asfaltar.
Porca miseria.
Salud.