Compramos energía a futuro

ALMENDRAL: Bueno mocita, tampoco hay que alarmarse tanto, después...

Bueno mocita, tampoco hay que alarmarse tanto, después de todo, el para por nuestra región solo ha subido en unos mil quinientos en el mes pasado. Y es que, supongo, se tendrían que ir a sus quehaceres en la granja o en el campo, que ambos dos por estas fechas dan una faena de espanto, son necesarios los brazos y tiene que estar todo acabado para cuando llegue el agosto; que llegando, brota de nuevo el laboro en el sector del ocio. Ya sabes, tabernas, andibúes, guías para guiris que antes fueron inmigrantes, hoteles y restaurantes. Lo de siempre vamos, pues ya semos casi ricos y tenemos dacha en la playa o la campiña para curarnos el estrés de la temporada agobiante. Con estas calores..., ya se sabe, espiche con agua fresquita, una bue sombrajo y panza arriba, a la bartola, con melón y sandías fresquitas, que ahora los trabajos pesados y extenuantes es cosa de los emigrantes. Sí mujer, de esos a los que quieren meter dieciocho meses en la trena porque van con menos papeles que la montura de un gitano de los de antes.
Por Almería y otras partes, ya hay muchos que llegaron a nado y hoy mantienen una empresa en la cosa de los invernaderos, generan riqueza y dan empleo, claro está, a sus allegados y paisanos para empezar, porque los naturales no están por esas fatigas. Quien se lo iba a decir hace unos años cuando se embarcaron y por poco la diñan en medio de la mar. Pero ahí están. Entrampados pero prosperando y, por las urbes grandes, fruterías abiertas desde que apunta el día hasta después de salir la luna, siete días a la semana, porque dicen con razón, que quienes le compran tienen horarios dispares y no es cosa de que se vayan a la piltra sin haber comido antes aunque sea un zumo de bellotas.
Salud.