Vamos a ver mocita si es verdad lo que dicen los almendralenses de sus fuerzas vivas y de quienes les acompañan. ¿El cura, el juez y el sargento de la Guardia Civil? ¡Qué vaaa..!, digo los que desempeñan ahora sus labores en la Casa Consistorial, sus portavoces y aquellos que alimentan por encargo o convicción el bagaje de sus entendederas. ¿Que han desaparecido en combate? ¿Pero estuvieron alguna vez? El caso es, que no estamos en tiempos de racionamiento sino de una abundancia enfermiza que nos ha hecho “socialmente” más ostentosos que humildes y, ¿si es así, a qué viene tan extraña pasividad? ¿Puede ser que se hayan secado hasta las raíces de los almendros silvestres que han dado nombre y gentilicio al lugar y a sus lugareños? ¿Es que la recia encina se ha vuelto endeble y el yogur y las natillas sustitutos del café con leche y el bocata con pan y aceite han ganado la batalla y dejado en un limbo en blanco tan sesudas mentes? ¿Será que la realidad virtual a la que se han acostumbrado y que sus congéneres no entienden, les está aconsejando que sigan por su camino y que estando ellos calientes que se rían las gente?
Si hablamos claro sin dar voces aunque sea a través de un “mandao”, cualquier gestión buena o mala explicada con claridad, suscita siempre una mayor comprensión, incluso entre los desafectos, que refugiarse en un sospechoso silencio que da aliento a la siempre latente mala interpretación, pues, no olvidemos que quien calla otorga, más, si es que no hay nada que decir, peor nos lo ponen. Por eso moza, cuando se le da la espalda a asuntos de cierto interés o resonancia para una comunidad tan pequeña y poco potente intelectual y económicamente como es esta, cuando se hace oídos sordos y se sigue indiferente la amorcillada rutina diaria como si no pasara nada, una de dos, o el temor a perder el sitio donde descansan algunos culos es grande, o se es contumaz en actitudes obsoletas y enquistadas que en la época de la telecomunicación de masas e individual, hoy por hoy, no tienen razón de ser.
Quien quiera entender, que lo piense y no se refugie en los bajíos de sus sayones, cualquiera que sea la altura en la que estaba su cuna en el momento de nacer, pues, al acabar, en el cementerio todos quedamos ras con ras.
Salud.
Si hablamos claro sin dar voces aunque sea a través de un “mandao”, cualquier gestión buena o mala explicada con claridad, suscita siempre una mayor comprensión, incluso entre los desafectos, que refugiarse en un sospechoso silencio que da aliento a la siempre latente mala interpretación, pues, no olvidemos que quien calla otorga, más, si es que no hay nada que decir, peor nos lo ponen. Por eso moza, cuando se le da la espalda a asuntos de cierto interés o resonancia para una comunidad tan pequeña y poco potente intelectual y económicamente como es esta, cuando se hace oídos sordos y se sigue indiferente la amorcillada rutina diaria como si no pasara nada, una de dos, o el temor a perder el sitio donde descansan algunos culos es grande, o se es contumaz en actitudes obsoletas y enquistadas que en la época de la telecomunicación de masas e individual, hoy por hoy, no tienen razón de ser.
Quien quiera entender, que lo piense y no se refugie en los bajíos de sus sayones, cualquiera que sea la altura en la que estaba su cuna en el momento de nacer, pues, al acabar, en el cementerio todos quedamos ras con ras.
Salud.