Esto de ir hacia atrás como los cangrejos debe ser un buen negocio, así que los de la llamada Unión Europea, han propuesto la jornada laboral de sesenta o sesenta y cinco horas a la semana, presupongo que dejaran un intervalo aunque sea corto para un bocadillo, ¿te imaginas moza recia?, está usted contratado porque su expediente dice que ha obtenido muy buena nota en todo lo que ha hecho hasta ahora y que además se ha superado haciendo dos “masters” para saber más de su profesión u oficio, pero..., hay más candidatos y el puesto es suyo si acepta trabajar 65 horas semanales. El trato es bueno, usted ganará unos mil euros al mes y como el trabajo dignifica a las personas, usted y la sociedad salen ganando y mis bolsillos se hinchan un poco más.
Dicen que es de demagogos el relacionar afirmaciones que no tienen nada que ver las unas con las otras, pero que da esperanzas a quienes las van a encontrar con dificultad. ¿Seremos nosotros eso? Porque lo de mileurista empezó siendo una broma, como lo del chiquilicuatre, pero ahora es una realidad sangrante agravada por la escalada del IPC, la especulación inmobiliaria cambiada por la petrolera y el resabio de banqueros escrupulosos en defender sus caudales.
Entretanto, los que manejan mi barca y su futuro relevo, enfrascados en sus diatribas y sin tener la picardía suficiente como para ponerse el parche antes que les salga el grano, están ahí, mano sobre mano con sus tonterías y a verlas venir, por si el problema se arregla y solo tienen que intervenir para colocarse una medalla o darse besitos por guapos.
Es verdad a mi parecer, que expresiones como “lucha social” y otras, ya no están de moda porque debe ser de mala educación o porque entre nosotros no nos vamos a morder, pero aquellos padres y abueletes que se dejaron el pellejo y hasta la libertad en los tajos y en las fábricas para conseguir las cuarenta horas semanales, deben sentirse traicionados y humillados al ver el rumbo que está tomando la cosa y que ellos, ya no están para embarcarse otra vez en esos belenes. Y es que, nunca se debe bajar la guardia o dormirse en los laureles.
Salud.
Dicen que es de demagogos el relacionar afirmaciones que no tienen nada que ver las unas con las otras, pero que da esperanzas a quienes las van a encontrar con dificultad. ¿Seremos nosotros eso? Porque lo de mileurista empezó siendo una broma, como lo del chiquilicuatre, pero ahora es una realidad sangrante agravada por la escalada del IPC, la especulación inmobiliaria cambiada por la petrolera y el resabio de banqueros escrupulosos en defender sus caudales.
Entretanto, los que manejan mi barca y su futuro relevo, enfrascados en sus diatribas y sin tener la picardía suficiente como para ponerse el parche antes que les salga el grano, están ahí, mano sobre mano con sus tonterías y a verlas venir, por si el problema se arregla y solo tienen que intervenir para colocarse una medalla o darse besitos por guapos.
Es verdad a mi parecer, que expresiones como “lucha social” y otras, ya no están de moda porque debe ser de mala educación o porque entre nosotros no nos vamos a morder, pero aquellos padres y abueletes que se dejaron el pellejo y hasta la libertad en los tajos y en las fábricas para conseguir las cuarenta horas semanales, deben sentirse traicionados y humillados al ver el rumbo que está tomando la cosa y que ellos, ya no están para embarcarse otra vez en esos belenes. Y es que, nunca se debe bajar la guardia o dormirse en los laureles.
Salud.