Vola vola milana guapa:
decía el sencillo a su pájara
de orgullo henchido
al ver cómo planeaba.
Pero llegó el señorito
con su escopeta de caza
y en un abrir y cerrar ojos
de un tiro la despanchurraba.
Vola vola mi milana,
mas el pájaro ya no volaba
porque aquél ser desalmado
le había arrebatado el alma.
El santo inocente llora
junto al tronco de una encina
y en un arrebato y con rabia
coge una soga de esparto,
le hace un nudo corredizo
y la pende de gruesa rama.
Allí llevó al señorito
que se cargó a su milana.
Allí mismo y sin pensar
le colocó una corbata
hecha con sus toscas manos,
y sin pesar ni rencor
por primera vez mató
al animal de dos patas
al que el pulso no le tembló
al disparar contra el volador
que era para él una hermana.
Vola vola pajarina,
deliraba entre las encinas
cuando su acto consumó,
pero no, no reencarnó,
y él quedó solo en el campo,
muy solo con su dolor
e incapaz de discernir
la gravedad de su acción.
Vola vola milanita,
vola, pájara bonita
como nunca volé yo.
Salud.
decía el sencillo a su pájara
de orgullo henchido
al ver cómo planeaba.
Pero llegó el señorito
con su escopeta de caza
y en un abrir y cerrar ojos
de un tiro la despanchurraba.
Vola vola mi milana,
mas el pájaro ya no volaba
porque aquél ser desalmado
le había arrebatado el alma.
El santo inocente llora
junto al tronco de una encina
y en un arrebato y con rabia
coge una soga de esparto,
le hace un nudo corredizo
y la pende de gruesa rama.
Allí llevó al señorito
que se cargó a su milana.
Allí mismo y sin pensar
le colocó una corbata
hecha con sus toscas manos,
y sin pesar ni rencor
por primera vez mató
al animal de dos patas
al que el pulso no le tembló
al disparar contra el volador
que era para él una hermana.
Vola vola pajarina,
deliraba entre las encinas
cuando su acto consumó,
pero no, no reencarnó,
y él quedó solo en el campo,
muy solo con su dolor
e incapaz de discernir
la gravedad de su acción.
Vola vola milanita,
vola, pájara bonita
como nunca volé yo.
Salud.
