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ALMENDRAL: Mocita, me parece que a este paso se te va a marchitar...

Mocita, me parece que a este paso se te va a marchitar tu rosa colorá. Ya te cortaron la testa y la mano chova. El tarro porque estaba coronado de laurel y, la siniestra, porque sostenía el báculo. En la diestra aún conservas el careto con su mueca trágica, pero me parece por lo que veo, que hasta esa te van a arrancar.
Verás. Hay un tío en esta aldea, natural de aquí, que tiene una mente privilegiada, más aguzada que un florete toledano. El, es líder nato, tiene pocas dobleces, no está dotado para la retranca, mira un ejemplo, cuando va de pesca, no echa el cebo y espera, no, se tira al agua, localiza a la presa, la sigue y, hay veces que la caza, ¿te das cuenta moza recia? Pero mire usted por donde, los de la retranca, dicen que es un extrovertido, fantasma como yo, pero más notorio porque es cárnico. Tiene un problema, que es de extracción llana y, a primera vista no ve al ruin que le va a cortar los tacones de sus zapatos italianos. Como es extrovertido, jovial, positivo, mira el futuro y prescinde de anclas, se cree que todo el mundo es bueno. Y eso que nació y se crió entre pirañas. En este almendral hay pocos parecidos, pero los hay. Son esos que no se conforman con la mangurria, son los que dan la cara aún a sabiendas de que se la pueden partir. El, es de esa clase de personas que da gusto estar con ellas, porque siempre sabes que, si eres un don nadie, anodino, torpe aunque muy creído, pobre de espíritu y más corto que las mangas de un chaleco, si estás a su lado, con sólo eso, ya has ganado algunos grados. Por su natural, los de más alcurnia no lo miran mal y lo admiten en su círculo, entre otras cuestiones, porque hay algunos que saben que, si se se oponen, se pueden estrellar; y, eso es porque una cosa es creerse ser, y otra cosa es ser. Ser por lo menos persona.
Ya, ya sé que ni tú sabes de quien hablo, pero mira hada, el otro día firmó Chiribiri.
Salud.