¿Será una rosa, sera un clavel? Será Mengano o será Bernavé: Ahora resulta que al duende le han puesto un nombre. Lo que hace la imaginación, así no va a llegar nunca al poder. ¿Desde cuando los duendes tienen nombres? Se les llama duendes y ya está. El que anda por aquí, por lo que se ve se lleva bien con la musa de la Fuente del Concejo, que parece que lo tiene de recadero, porque siempre los está mandando de un sitio para otro, claro que, a veces le hace la pirula y se va de francachela con sus amigotes, esos que están exiliados en otro país. Y pasa lo que pasa, cuando vuelve a su cuchitril del latrio tiene un resacón de mírame y no te menees. Pero cambiando de tercio, ¿os acordáis cuando éramos toreros de los más punteros? Nos ceñíamos al morlaco aquel de casi más de dos toneladas con la derecha y con la izquierda, redondos, chicuelinas, naturales, de pecho, manoletinas. Cómo se cimbreaban nuestros cuerpos por aquella época y con qué arte depositábamos la montera en el suelo para que cayese boca arriba. Los trastos eran un saco viejo y el estoque una caña, pero cómo nos aplaudía el respetable.¡Qué faenas chacho! Ahora, con la panza, ni podemos atarnos los cordones de los zapatos, menos, cimbrearnos. Un día, de la noche a la mañana, empapelaron el pueblo con la foto de Manuel Benitez.
Pepiño.
Pepiño.