El Chiribiri es la requetehostias en verso alenjandrino, por eso mismo, Musa mutilada, hazle saber que, aunque se le vio caminar al alba sin escolta hacia el campo frío, el asunto fue en el almendral, sobre una fuente donde llora el agua cuando le salió del alma el aullido; ¡labrad!, amigos de piedra y sueño.
Hoy son como avenas locas o cizaña en sementera, porque él, en la mañana viva sólo quería ser ruiseñor y en la tarde de color naranja, Alma.
Le recuerdo, pero, que en el cielo de su pueblo rondan halcones que precipitarse quieren, sobre los surcos de sus rojos tejados, sus calles y sus buenas gentes y, a pesar que repite siempre que puede que, para vivir con un pedazo basta, y que en un rincón de carne cabe un hombre, un dedo solo, un trozo de ala alza el vuelo total de todo un cuerpo; está siempre presente el tizón de la espiga y la carcoma en la madera.
En fin, paisano, "barrecha pura". Cuando leas esto desde tus amplios y lejanos horizontes, piensa en esa fuente donde llora el agua y alza el vuelo de tu pluma y que dibuje en el limpio azul celeste de los cielos de tu pueblo la expresión: Alma, fraternidad, corazón. No te sonrojes, carcamal.
El Aurens.
Hoy son como avenas locas o cizaña en sementera, porque él, en la mañana viva sólo quería ser ruiseñor y en la tarde de color naranja, Alma.
Le recuerdo, pero, que en el cielo de su pueblo rondan halcones que precipitarse quieren, sobre los surcos de sus rojos tejados, sus calles y sus buenas gentes y, a pesar que repite siempre que puede que, para vivir con un pedazo basta, y que en un rincón de carne cabe un hombre, un dedo solo, un trozo de ala alza el vuelo total de todo un cuerpo; está siempre presente el tizón de la espiga y la carcoma en la madera.
En fin, paisano, "barrecha pura". Cuando leas esto desde tus amplios y lejanos horizontes, piensa en esa fuente donde llora el agua y alza el vuelo de tu pluma y que dibuje en el limpio azul celeste de los cielos de tu pueblo la expresión: Alma, fraternidad, corazón. No te sonrojes, carcamal.
El Aurens.