¡Santo cielo! Quizás no tan santo, puede que esté lleno de diablejos del tres al cuarto. Yo me acuerdo hace diez, veinte, quince años, que mataban gente honrada y los que ahora dicen verde, entonces decían "algo habrán hecho", se lo merecen. Bueno, en aquellos tiempos no contaban las víctimas colaterales-vaya palabreja-, el caso es que, es triste y da mucha rabia a cualquier personal normal, que aquel sentimiento espontáneo, que se manifestó en un pueblín del valle del Deva que al principio de los cincuenta del siglo pasado, tenia 1.500 habitantes -si llegaba- y que hoy tiene 16.000, entre gallegos, andaluces, extremeños, algunos murcianos, y algún natural contaminado; los clérigos del lugar se nieguen a rezar un responso en el cementerio; para recordar y en honor de aquel desgraciadamente finado de un tiro en los sesos y con las manos atadas a la espalda. Que tenga que ir un cura de otro pueblo para hacer ese servicio, no casi, es una canallada. Pero el caso es que son curas, aleccionados para pensar y divulgar la idea de humanidad que nos hizo ver otro mártir hace ya muchos años.
¿Y de los barandas, qué? Que si yo estoy con las instituciones, que si yo con los familiares, que si tú negocíastes antes, que si tú después.
No, lo que se dice vergüenza, mucha no tienen, no.
Vizcaíno.
¿Y de los barandas, qué? Que si yo estoy con las instituciones, que si yo con los familiares, que si tú negocíastes antes, que si tú después.
No, lo que se dice vergüenza, mucha no tienen, no.
Vizcaíno.