la noria que ríe, ALMENDRAL

Era un varón perfecto, de hermosa discreción
que oía a los cuitados poniéndose en razón.
Sufría por las almas negadas al perdón.
Moría por ser mártir de su propia pasión.

Todo estaba tranquilo. El viento, temperado.
No sacaba a su hijo de casa, el asilado.
Volvió a girar la rueda, con el eje gastado.
El invierno de entonces fue en verano cambiado.
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