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PETRES (Valencia)

Frutas (Moras)
Foto enviada por Victoria Serna,

En España, la libertad de expresión viene recogida en la Constitución de 1978 en su artículo 20, siendo uno de los derechos que dispone de más garantías jurídicas (recurso de amparo, recurso de inconstitucionalidad, reserva de ley y aplicabilidad directa, procedimientos sumarios en la jurisdicción competente, difícil reforma del articulado en la Constitución).
-« (Muerte al cuervo, muerte al cuervo!»
Grita el Rey tremante y frío;
Y el negro pájaro muere
De mil flechazos herido
Mas, de entonces, el Monarca
Vive mudo y pensativo,
Que la voz tenaz del cuervo
Repercute en sus oídos
Y en la choza y el palacio,
Y en la ciudad y el retiro,
Incansable grazna el cuervo:
-«Dio veneno el Rey al hijo».
-« (Muerte al cuervo, muerte al cuervo!»
Grita el Rey tremante y frío;
Y el negro pájaro muere
De mil flechazos herido
Horror, horror al Monarca!
Es horrendo su delito.
El Monarca es filicida:
Dio mortal veneno al hijo
Y en la choza y el palacio,
Y en la ciudad y el retiro,
Incansable grazna el cuervo:
-«Dio veneno el Rey al hijo».
Oye al Rey culpable un cuervo,
Y se aleja en raudo giro,
Y por campos y ciudades
Va diciendo en su graznido:
Horror, horror al Monarca!
Es horrendo su delito.
El Monarca es filicida:
Dio mortal veneno al hijo
Dije al Sol mi enorme crimen,
Recibe el crimen, oh río:
Ve, y sepúltale en el fondo
De los mares cristalinos».
Oye al Rey culpable un cuervo,
Y se aleja en raudo giro,
Y por campos y ciudades
Va diciendo en su graznido:
Dice el Inca; vuelve el paso
A las márgenes del Tingo,
Lava su frente y sus manos,
Y prosigue en alto grito:
Dije al Sol mi enorme crimen,
Recibe el crimen, oh río:
Ve, y sepúltale en el fondo
De los mares cristalinos».
Manuel Gonzalez Prada

La confesión del inca

-«Sol, padre fiel de mis padres,
A ti me acuso contrito:
Oye, y lava mi pecado:
Di veneno al hijo mío».
Dice el Inca; vuelve el paso
A las márgenes del Tingo,
Lava su frente y sus manos,
Y prosigue en alto grito:
Manuel Gonzalez Prada

La confesión del inca

-«Sol, padre fiel de mis padres,
A ti me acuso contrito:
Oye, y lava mi pecado:
Di veneno al hijo mío».
Nostalgia de tus labios para oírte,
de tu cuerpo fugaz para abrazarte,
y de tu esquiva faz al no encontrarte,
y de tu raudo paso al perseguirte.

Nostalgia de tu voz al presentirte
en el labio que calla por besarte,
y en los ojos cegados por mirarte,
y en las manos sin tino por asirte.

Hoy de tu ser me queda el hueco ciego
de un amor que entre ausencias se concreta
afilando los dientes de su fuego

en la carne del alma, tierra quieta,
donde sembró su lacerante trigo,
con beso de traidor, labio enemigo

Carmen González Huguet ... (ver texto completo)
Amor que desazonas lo que tocas
y que al fuego le das color de olvido,
al gozo lo traduces en gemido
y la alegría en aflicción trastocas.

¿Por qué la reciedumbre de las rocas
no traduces en suave y tibio nido,
y del profundo mar enardecido
la furia entre tus brazos no sofocas?
... (ver texto completo)
Fina García Marruz

Con una súbita vehemencia (Canción de Candilejas)

Como irrumpen
atropelladas, sin medida,
las razones de un hombre tímido,
se agolpan esas cuatro o cinco notas
primeras, se contraen un instante inmedible,
y luego se remansan, persuasivas ... (ver texto completo)
En vano intentan
copiar esa tonada los rutinarios músicos.
Ellos repiten las mismas notas
pero entrando en un pausado ritmo regular
que las vuelve banales, diluidas,
sin esos silencios que se retardan,
sin esos cortes bruscos, esos
envalentonamientos adorables,
de viejo mimo que recuerda
la emoción del telón al descorrerse,
como aquel que sale
de un largo silencio, e ilusionado
con la amistad de la nieve tardía
y la primera hoja verde,
se decide, y rompe al fin a hablar,
con una súbita vehemencia. ... (ver texto completo)
Fina García Marruz

Con una súbita vehemencia (Canción de Candilejas)

Como irrumpen
atropelladas, sin medida,
las razones de un hombre tímido,
se agolpan esas cuatro o cinco notas
primeras, se contraen un instante inmedible,
y luego se remansan, persuasivas
como una declaración de amor,
que se fuera tornando una rara despedida. ... (ver texto completo)
•La almohada es la mejor consejera.
Cuando te vi, te quise, cuando te hablé, te amé, y ahora que te tengo, jamás te olvidaré...
Cuando te vi, tuve miedo de mirarte, cuando te miré tuve miedo de quererte y ahora que te quiero, tengo miedo de perderte.
•La alegría y la pena compartida, siempre van divididas.
•La almohada es la mejor consejera.