La escasa calidad de los materiales empleados en la construcción de esta
iglesia, su realización en diversas etapas –«a empellones», califica el citado Ibarra y Ruiz-, y el uso que se hacía de su
bóveda para la celebración anual de la Festa o Misterio de
Elche, con la presencia de un orificio o «trapa per on baixa l’àngel», cerrado con tapas de madera, que ocasionaba inevitables filtraciones de
agua de
lluvia, propiciaron la degradación del
edificio.