Al fin y al cabo con la bajada de rendimientos productivos del
campo propiciado por la expulsión morisca, la delincuencia, el bandolerismo y la resistencia señorial, en 1644, con la toma de posesión de Jaime de Cárdenas, hermano y heredero del recientemente fallecido Jordi, son el detonante de una serie de conflictos que se traducen en un tira y afloja entre la villa y la institución señorial que acabaron con la consecución favorable de ésta, de la sentencia del pleito de reversión a la Corona en 1697.