El año 1304 la villa fue saqueada e incendiada por los musulmanes procedentes de
Granada, este acontecimiento fue el causante de que los actuales habitantes reciban el apodo de «Socarrats». Cuando
Cocentaina pasó a ser posesión de Alfonso III vendió la villa por 80.000 florines al
militar Jimeno Pérez de Corella, al que nombró conde.