HAY POETAS QUE NUNCA MORIRAN
Pueden pasar muchos años,
podrán seguir las prisiones,
conoceremos los daños
de las negras represiones.
Miguel Hernández no ha muerto,
su nombre sigue brillante,
el morir nunca es acierto
en la cárcel de Alicante.
Pueden quemar muchos libros,
y querer borrar sus huellas,
siempre existieron esbirros
que anularon cosas bellas.
Miguel de barro y de acero
presintiendo su agonía,
no quiso ser traicionero
ni morir de hipocresía.
Pueden sacar muchas leyes,
y hablarnos de su armonía,
mientras que pastan los bueyes
sin saber que es la alegría.
Sus versos siguen volando
en cualquiera noche fría,
y se perciben cantando
con su eterna melodía.
Alicante reconoce
aquella enorme valía,
hoy conocemos el roce
de aquella fuerte hidalguía.
Cuando visito su tumba
mi corazón se acelera,
sobre mi pecho retumba
una eterna primavera.
No podrán borrar tus huellas
que nos dejaron ejemplos,
cuando miro a las estrellas
siento latir tus alientos.
G X Cantalapiedra.
Pueden pasar muchos años,
podrán seguir las prisiones,
conoceremos los daños
de las negras represiones.
Miguel Hernández no ha muerto,
su nombre sigue brillante,
el morir nunca es acierto
en la cárcel de Alicante.
Pueden quemar muchos libros,
y querer borrar sus huellas,
siempre existieron esbirros
que anularon cosas bellas.
Miguel de barro y de acero
presintiendo su agonía,
no quiso ser traicionero
ni morir de hipocresía.
Pueden sacar muchas leyes,
y hablarnos de su armonía,
mientras que pastan los bueyes
sin saber que es la alegría.
Sus versos siguen volando
en cualquiera noche fría,
y se perciben cantando
con su eterna melodía.
Alicante reconoce
aquella enorme valía,
hoy conocemos el roce
de aquella fuerte hidalguía.
Cuando visito su tumba
mi corazón se acelera,
sobre mi pecho retumba
una eterna primavera.
No podrán borrar tus huellas
que nos dejaron ejemplos,
cuando miro a las estrellas
siento latir tus alientos.
G X Cantalapiedra.