EL MEDITERRÁNEO EN ALICANTE
Cuando las sombras caminan
para dejarnos frescura,
muchas veces eliminan
gestos que tienen dulzura.
Mirando al Mediterráneo
sientes las olas vibrando,
y el turista más foráneo
a veces las ve bailando.
Esta ciudad de Alicante
donde se viven ensueños,
puede ser ese sedante
que hace momentos risueños.
Viendo las tardes tranquilas
desde su gran fortaleza,
en Alicante perfilas
mucho gesto de nobleza.
Calles que marcan su ritmo
entre sus prisas pensantes,
que no son ningún abismo
ni tienen males constantes.
Palmeras y más palmeras
hacen sendas prodigiosas,
ramblas que dan a escaleras
donde se forman las rosas.
Sentir la luz altanera
de esta ciudad levantina,
es soñar con primavera
en cualquier hora divina.
Alicante tiene embrujo
en su Barrio marinero,
que a veces se vuelve lujo
por conseguir buen dinero.
Flores que van adornando
escaleras sin olvido,
el Barrio sigue mostrando
ser un paisaje elegido.
G X Cantalapiedra.
Cuando las sombras caminan
para dejarnos frescura,
muchas veces eliminan
gestos que tienen dulzura.
Mirando al Mediterráneo
sientes las olas vibrando,
y el turista más foráneo
a veces las ve bailando.
Esta ciudad de Alicante
donde se viven ensueños,
puede ser ese sedante
que hace momentos risueños.
Viendo las tardes tranquilas
desde su gran fortaleza,
en Alicante perfilas
mucho gesto de nobleza.
Calles que marcan su ritmo
entre sus prisas pensantes,
que no son ningún abismo
ni tienen males constantes.
Palmeras y más palmeras
hacen sendas prodigiosas,
ramblas que dan a escaleras
donde se forman las rosas.
Sentir la luz altanera
de esta ciudad levantina,
es soñar con primavera
en cualquier hora divina.
Alicante tiene embrujo
en su Barrio marinero,
que a veces se vuelve lujo
por conseguir buen dinero.
Flores que van adornando
escaleras sin olvido,
el Barrio sigue mostrando
ser un paisaje elegido.
G X Cantalapiedra.