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MORATALLA: Viajes dentro del viaje Así fue como, durante las...

Viajes dentro del viaje

Así fue como, durante las dos primeras semanas del 2006, comenzamos la fase “de campo” de una propuesta que terminamos presentándole a la universidad como Yes/No (Noise): The Window between Sound and Silence in Three Fields of Study (Sí/No [Ruido]: La Ventana entre Ruido y Silencio en Tres áreas de Estudio). Aún en vía hacia El Paují, teníamos claro que el hilo invisible que podría unir nuestras exploraciones individuales sobre ruido y silencio era el de la identificación y contraste de texturas: lumínicas, en el caso de Jo; rítmicas, en el caso de Kim; y semánticas, en mi caso. Desde el punto de vista visual, Jo amasó una colección increíble de imágenes traslúcidas y táctiles que hablan al espectador a través de diapositivas. Desde el punto de vista poético, Kim inició el trazado de un recorrido interno hacia los límites de sus propios sentidos como punto de partida para un nuevo descubrimiento del mundo. Y yo, desde el punto de vista comunicacional, me dediqué al registro de interacciones entre espacios mediatizados y no mediatizados, en el contexto de una comunidad en donde la televisión y la radio son presencias nuevas para muchos de sus habitantes.

Más allá del trabajo individual de cada quien, había, sin embargo, un interés común en compartir experiencias, intercambiar maneras de nombrar los cambios que iba sufriendo el sujeto de indagación en cada una de nosotras a medida que pasaban los días, las sensaciones. A fin de cuentas, las tres sabemos que, de alguna manera, identidad, conocimiento y creación se construyen siempre en diálogo con el otro –o la otra. Es por eso, también, que Kim y Jo consideraron crucial culminar esta primera etapa del proyecto en Caracas con un encuentro informal con poetas y artistas plásticos venezolanos, en el que participaron María Antonieta Flores, Edda Armas, Sigfredo Chacón, y la gente de la galería de arte Los Galpones, gracias a las gestiones de Tahía Rivero, Gisela Egui Hernández y Rubén Páez.

Ya de vuelta en Connecticut, nos queda por delante la fase más complicada del proyecto: la de darle coherencia a la abigarrada valija de instantes que trajimos en este viaje, de manera que no sólo se inserte dentro de las constantes temático-formales de nuestra producción y genere los resultados creativos y pedagógicos que la universidad espera, sino que además, y sobre todo, le haga justicia a las transformaciones perceptivas generadas en nosotras por esta aventura. Hago un primer intento de poner en orden mis ideas al escribir esta crónica, leo la primera oración, sacudo mi cabeza y me digo “buena suerte”.
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