Es triste pensar que un pueblo como Moratalla con tanta historia, cultura, fiestas encaminadas a fundirse en Patrimonio Histórico Nacional y buena gente, no se plante una estrategia política y de civismo ciudadano para defender tal y como se merece la Semana Santa en el pueblo de Moratalla. Quiero decir que los tambores se han convertido en un acto vandálico de tolerancia negativa y en ocasiones de rebeldía al respeto ciudadano en horas de descanso y sobre todo al respeto que se merece los actos ... (ver texto completo)
