EL ÁREA DEL TRANSPORTE MERCANCÍAS POR FERROCARRIL EN ESPAÑA
Los diferentes datos que miden la evolución del transporte de mercancías en España, referidos a las últimas décadas, confirman una reducción progresiva y continuada, una palpable desorganización y descoordinación del modelo de transporte y producción, en tanto que aquel debe ser el medio de relacionar estas áreas con las de consumo, en sus diferentes escalas y ámbitos.
La realidad que ofrece el transporte de mercancías por ferrocarril en España es débil y frágil; incluso barrunta un colapso definitivo si no se interviene a tiempo. Casi todo está por hacer. Urgen cambios inmediatos, pero con perspectivas a medio y largo plazo. La actividad económica española se resentirá con fuerza y perderá más competitividad si no es capaz de conseguir que este modo de transporte alcance mayor significación. Además de esa dimensión económica directa, hay otros apartados indirectos e inducidos que también precisan atención. Sus consecuencias se extienden a ciertos ámbitos colaterales de no menor significación. Me refiero, por ejemplo, a su dimensión ecológica, en aras de aminorar y reducir su contaminación ambiental, acústica y costes derivados de accidentes.
Ahora bien, hay que ser conscientes de las graves dificultades que representa producir un cambio como el precisado. Una realidad tan grave y acentuada exige soluciones ambiciosas de considerable envergadura. Hay que partir de la confección de un planeamiento general de los transportes de ámbito nacional, en el cual, este modo encuentre un protagonismo mayor.
La articulación político-territorial de España, y el derrotero seguido en años recientes en su organización regional, no se presume como un escenario favorable para abordar y hacer efectivo ese proceder. Pero, es el camino a recorrer, el que se aconseja seguir. Lo contrario, continuar de forma parcial y con planteamiento fragmentarios, puede traer ciertos éxitos. puntuales para alguna entidad territorial concreta; la cual, gracias a su capacidad de influir, obtenga ciertas ventajas iniciales. Pero, a la larga, ese proceder se volverá en contra de todas. Al mismo tiempo, es difícil combinar la realidad del mercado transversal con su morfología radial predominante.
J. J. C.
Los diferentes datos que miden la evolución del transporte de mercancías en España, referidos a las últimas décadas, confirman una reducción progresiva y continuada, una palpable desorganización y descoordinación del modelo de transporte y producción, en tanto que aquel debe ser el medio de relacionar estas áreas con las de consumo, en sus diferentes escalas y ámbitos.
La realidad que ofrece el transporte de mercancías por ferrocarril en España es débil y frágil; incluso barrunta un colapso definitivo si no se interviene a tiempo. Casi todo está por hacer. Urgen cambios inmediatos, pero con perspectivas a medio y largo plazo. La actividad económica española se resentirá con fuerza y perderá más competitividad si no es capaz de conseguir que este modo de transporte alcance mayor significación. Además de esa dimensión económica directa, hay otros apartados indirectos e inducidos que también precisan atención. Sus consecuencias se extienden a ciertos ámbitos colaterales de no menor significación. Me refiero, por ejemplo, a su dimensión ecológica, en aras de aminorar y reducir su contaminación ambiental, acústica y costes derivados de accidentes.
Ahora bien, hay que ser conscientes de las graves dificultades que representa producir un cambio como el precisado. Una realidad tan grave y acentuada exige soluciones ambiciosas de considerable envergadura. Hay que partir de la confección de un planeamiento general de los transportes de ámbito nacional, en el cual, este modo encuentre un protagonismo mayor.
La articulación político-territorial de España, y el derrotero seguido en años recientes en su organización regional, no se presume como un escenario favorable para abordar y hacer efectivo ese proceder. Pero, es el camino a recorrer, el que se aconseja seguir. Lo contrario, continuar de forma parcial y con planteamiento fragmentarios, puede traer ciertos éxitos. puntuales para alguna entidad territorial concreta; la cual, gracias a su capacidad de influir, obtenga ciertas ventajas iniciales. Pero, a la larga, ese proceder se volverá en contra de todas. Al mismo tiempo, es difícil combinar la realidad del mercado transversal con su morfología radial predominante.
J. J. C.