Ese mismo año, los genoveses atacaron a la armada castellana anclada en el
puerto y bombardearon las
murallas y las instalaciones portuarias, como castigo a la protección que se le había dado a un corsario en
Málaga. Durante el reinado de Carlos I se convirtió en base de las galeras de
España, hecho que hizo que se concentrara una gran población de galeotes en la ciudad.