LAGUNAS FESTERAS.
Tras el primer año jubilar “in perpetuum”, celebrado y vivido por todos los caravaqueños con gran alborozo y alegría y cuando un no demasiado crudo
invierno empieza a dar claros síntomas de decrepitud, al intuirse la
primavera caravaqueña comienzan a oírse por las
calles de nuestra vieja ciudad los sonidos de los preparativos de las ya no muy lejanas y siempre ansiadas
fiestas en honor a la Santísima y Vera
Cruz. Unos sonidos tan característicos como el de la
banda del maestro
... (ver texto completo)