Sólo quiero decir a ese que dice ser un sanjuanista de verdad, que despierte del sueño que no lo es, pues si lo fuera no diría semejante atrocidad. Los sanjuanistas de verdad son los que como yo con cinco años no me daba vergüenza salir sóla en la fila junto con el del estandarte, mientras que otros se escondían o se volvían.