Las seis estatuas, al igual que la de San Lorenzo que preside la entrada al recinto monástico por la fachada occidental, se deben a la mano de Juan Bautista Monegro.
La tradición cuenta que las estatuas fueron hechas de un solo berrueco: Seis reyes y un santo (el San Lorenzo de la fachada) salieron de este canto, y aun sobró para otro tanto. El berrueco en cuestión puede verse cerca de la llamada Silla de Felipe II, en un monte cercano.