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¿Y ahora qué, señor fiscal?
9-J, pasó la marejada, queda la resaca y las fotos de las manifestaciones o reuniones callejeras multitudinarias en movimiento; como gusta decir a algunos en plan eufemístico. De todas las fotos, la que me gusta más, es una de una pancarta en la manifestación de Barcelona, decía: NO FALTA DINERO, SOBRAN CHORIZOS. Llevaba incorporada la cara del señor Millet, el del Palau de la Música. Podían haber puesto otra, u otras porque, como hay muchas, en ese apartado tenemos excedente.

En estos casos, siempre hay “guerra de cifras”, pero respecto a este día, parece que se han puesto todos de acuerdo, los que gobiernan o desgobiernan y los que quieren gobernar o desgobernar al precio que sea. No ha pasado nada, ha sido secundada por una minoría, etc. Cuando no, como ese magnífico representante de la patronal, un señor calvo y al parecer muy listo, que dice que ha sido innecesaria y, más o menos, una bravuconada de los sindicatos convocantes. De lo que se deduce, que todos los sindicalistas, y digo todos, son unos bravucones según el lumbreras. Porque estaban todos en mayor o menor número representados. Hasta una asociación de trabajadores públicos a los que se les niega no sólo el derecho a la huelga, sino también el derecho a manifestar públicamente sus reivindicaciones labores, por lo que se tapaban la cara para no ser reconocidos y evitar la venganza de sus directores.

Otra cosa es, paralizar las administraciones o el desarrollo normal de unos servicios que son fundamentales para la comunidad, quizá por eso se instituyeron unos mínimos equivalentes al de efectivos de un día normal. Aunque le llamen mínimos. Además, un factor añadido, si dejan el puesto de trabajo asignado y se suman a la protesta, el recorte en el salario es equivalente a casi un tercio del sueldo mensual. Y lo paupérrimo de este, a pesar de lo que mucha gente dice, no da para esas alegrías.

Esto de los funcionarios en este conglomerado de países y mundos aparte que llamamos España, es un caso digno de estudio. Unos dicen, que bastante tienen con tener un sueldo asegurado. Otros, que ya ganan demasiado para lo que hacen. Muchos, que son demasiados.
Parece ser, que nadie se acuerda que en épocas de vacas gordas, las diferentes administraciones sólo incrementan sus mermadas nóminas en proporción si acaso al IPC, mientras que en otros sectores, fluye alegremente la pasta gansa. Con los jubiletas ídem de lo mismo. Así, que si algún día salimos del atolladero en el que los que manejan “los mercados” nos han metido a todos y se les vuelve a incrementar las soldada con arreglo al tal IPC, su magros ingresos seguirán siendo inferiores a la media. Como siempre y para no perder la costumbre. Recuerdo que allá por el 97, estando al mando de este asunto un tal don Mariano, se les “congeló” también, pero de la nevera salieron perdiendo capacidad adquisitiva. Como siempre.

Queda una píldora que saldrá a la luz por el quince de los que corren, los que gobiernan, más conocidos como los sociatas, tendrán que afrontar en solitario el reto impuesto de abaratar, todavía más, el despido de los trabajadores.
Seguramente reiteraran que hay que retirar las prestaciones o subsidios de desempleo a quienes rechacen dos o tres veces una oferta de trabajo, cualquiera, aunque no sea del que esté capacitado para realizar. Pero eso eso ya está en vigor por ley hace mucho tiempo.
Seguramente dirán que hay que reducir la indemnización por despido si una empresa está en crisis, a veinte días por año laborado. Pero eso ya está hace mucho tiempo contemplado.
Sé, que muchos me tildaran de gilipollas, quizá con razón, pero ahí están la LISOS (Ley sobre infracciones y sanciones en el orden social) y el ET (Estatuto de los Trabajadores)

Bueno, mañana otro poquito, que no quiero cansarte angelote derribado.

Salud.