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Curándose, PRADENA DEL RINCON

Transcurrido un mes aproximadamente, es el momento de "echar en olla". Así nos lo contaron : "Se descolgaban del techo de la cocina las vueltas de chorizo y güeña, los lomos y costillares que habían permanecido, después de adobados, durante aproximadamente tres semanas al oreo del humo y el calor de la lumbre, habían mantenido encendido el fuego desde el alba a la trasnochada para ayudar a curar estos productos de la mantanza. Se cortaban los chorizos en tallos ni grandes ni pequeños, pero cumplidos,...
Despues de enchorizarlos se les cuelga en unos varales , para que el frío y las heladas de los meses de inviero , los vayan secando y curando y despues se meten en ollas de aceite y se conservan tiernos y frescos , co0mo el primer día.
Con la buena pinta que se les ve , tienen que saber a "gloria"...