A BEATRIZ GALINDO “LA LATINA”
Nubes pasajeras
Al final somos como nubes pasajeras interpuestas con el sol. Unos proyectan siempre sombra, mientras que otros procuran la luz hacia los demás. Eso sí, se llenan de su esencia cargada de ciencia y de paz, y desde la abnegación se sumergen en la vida sin darse a conocer, como si no existieran, a pesar de su valía de escuela constante. Horma y zapatos que otros sin escrúpulos se calzan.
El recuerdo de nuestra naturaleza, nuestra epifanía de la realidad, de nuestra causa y efecto, como si las emociones solo fueran de unos pocos que pueden expresarlas y los otros su historia de dolor. Oculto equilibrio que uno contiene y otro separa, uno llena de contenido y el otro lo vacía. Si bien es verdad que lo que eres, eres, y nunca podrás tener lo que no eres, aunque te lo atribuyan. Nada ocurre por casualidad, siempre está por medio el amor donde nace el conocimiento y las nubes pasajeras que van y vienen y siempre están.
Ahora el genio inmortal en bronce,
porque Beatriz Galindo “La latina”,
tras siglos entre oculta o cautiva
en el silencio sombrío de entonces,
pese a la luz que se le conoce
se nos presenta tarde su doctrina,
su lejanía, anonimato por femenina.
Bien merece que, al menos, ahora goce
y gocemos nosotros su presencia,
dejemos su pasado y su futuro,
porque solo el presente es vida.
Referente de valores y esencias
eres, alimento sólido y puro.
Gracia Beatriz Galindo,” La latina”
Rufino Rodado Pérez
Nubes pasajeras
Al final somos como nubes pasajeras interpuestas con el sol. Unos proyectan siempre sombra, mientras que otros procuran la luz hacia los demás. Eso sí, se llenan de su esencia cargada de ciencia y de paz, y desde la abnegación se sumergen en la vida sin darse a conocer, como si no existieran, a pesar de su valía de escuela constante. Horma y zapatos que otros sin escrúpulos se calzan.
El recuerdo de nuestra naturaleza, nuestra epifanía de la realidad, de nuestra causa y efecto, como si las emociones solo fueran de unos pocos que pueden expresarlas y los otros su historia de dolor. Oculto equilibrio que uno contiene y otro separa, uno llena de contenido y el otro lo vacía. Si bien es verdad que lo que eres, eres, y nunca podrás tener lo que no eres, aunque te lo atribuyan. Nada ocurre por casualidad, siempre está por medio el amor donde nace el conocimiento y las nubes pasajeras que van y vienen y siempre están.
Ahora el genio inmortal en bronce,
porque Beatriz Galindo “La latina”,
tras siglos entre oculta o cautiva
en el silencio sombrío de entonces,
pese a la luz que se le conoce
se nos presenta tarde su doctrina,
su lejanía, anonimato por femenina.
Bien merece que, al menos, ahora goce
y gocemos nosotros su presencia,
dejemos su pasado y su futuro,
porque solo el presente es vida.
Referente de valores y esencias
eres, alimento sólido y puro.
Gracia Beatriz Galindo,” La latina”
Rufino Rodado Pérez