Aunque no lee lo que firma, si parece , según todos los indicios, que sabe leer y eso tranquiliza bastante. Menos mal. Eso también podría aclarar, porque hay mucha mala intención, que en Agosto pasado, mientras todos estábamos en la piscina, él se hubiera reunido para recibir clases particulares de escritura. Lo típico: el profesor pone un texto y el alumno hace lo que se le manda, convencido de que es por su bien y en su beneficio. Pues no, parece ser que no eran clases ni de escritura ni de lectura. Sería por algún otro motivo. No me acuerdo. Ya me empieza a fallar la memoria. A ver si logro recordarlo para las próximas elecciones.
R.
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