La hija menor del emperador Carlos V, Juana (1535-1573), desempeñó un importante papel en la política de los Austrias. En 1552 se convirtió en princesa de Portugal, y entre 1554 y 1559 ejerció como regente de los reinos hispanos primero en nombre de su padre y después en el de su, hermano, Felipe II. Junto a su dedicación y entrega a los asuntos familiares, Juana vivió una profunda espiritualidad, admirando el carisma de la Compañía de Jesús, en la que ingresó de forma secreta y excepcional, al tratarse de una orden religiosa masculina, en 1554. Su proyecto más personal fue la fundación del Monasterio de las Descalzas Reales en Madrid, donde decidió tener su capilla funeraria.
Mujer inteligente y de gran personalidad, favoreció la presencia en la corte de artistas de primera fila y poseyó una extensa colección artística.
Enviudó a los 17 años y ello se refleja en la mayoría de sus retratos, en los que viste una sobria saya negra con amplia lechuguilla y una sencilla toca con manteleta.

(24 de Noviembre de 2023)