La
capilla del Obispo se erige sobre el solar de una primitiva capilla, probablemente mandada construir por el rey Alfonso VIII.
Fue levantada entre 1520 y 1535, para albergar los restos mortales de
san Isidro Labrador. Responde a una iniciativa de Francisco de Vargas, para cuya
familia, una de las más poderosas del
Madrid medieval, había trabajado el
santo, en el siglo XII.