Farolero Madrileño.
Frente a la Imprenta Municipal, se encuentra la que es, sin duda, una de las estatuas urbanas más desconocidas de Madrid.
En homenaje a un profesional y una profesión que, si bien ya no existe, fue de vital importancia para la ciudad desde el s. XVIII hasta bien entrado el s. XX.
Figura de gran importancia, en tiempos donde, sin luz eléctrica en las calles hoy iluminadas, y mezclándose en ocasiones su labor con la del sereno, debían velar por los faroles desde que eran encendidos hasta que eran apagados y, por lo tanto, por la iluminación y por la seguridad de las calles de Madrid.
En Madrid, el alumbrado público comenzó a funcionar en el s. XVIII con lámparas de aceite y hasta bien entrado el s. XIX, cuando se introdujo el gas, y que no fueron sustituidas por alumbrado eléctrico hasta la década de los 40 del s. XX. Hasta ese momento, los faroleros se encargaban de su mantenimiento, encendido y apagado.
El farolero lleva en su mano la “pértiga o palo” utilizado para el encendido y apagado de los faroles. Bien merece la pena ser recordado y visitado.
Data de 1999 y es de Félix Hernando.
Se encuentra en la calle Concepción Jerónima, 15. Las paradas de metro más cercanas son La Latina y Tirso de Molina.

Madrid tiene muchos monumentos emblemáticos, pero a lo largo de la ciudad podemos admirar muchísimos más,