Casa Mira.
Carrera de
San Jerónimo, 30.
Traspasar su
puerta conlleva un inevitable viaje a un pasado en el que el olor a
almendra tostada, a bizcocho, a caramelo, era antesala de momentos únicos.
Un clásico obligado en época navideña si vives en
Madrid y si te gusta el buen turrón artesano. En estas fechas se forman enormes colas, y con razón, porque los dulces navideños que venden (turrones, mazapanes,
frutas escarchadas...) son excelentes.
Desde su fundación, esta casa centenaria en turrones se ha convertido en punto de peregrinación al que acuden golosos devotos. Sus secretos:
recetas artesanales y productos de primera calidad.
En el año 1842, Luis Mira, confitero de la ciudad de Jijona, emprendió un viaje desde su tierra natal a Madrid para comenzar a vender turrones en un puesto callejero de la
plaza Mayor. Inaugurando este establecimiento en el año 1855.
Luis Mira lograría que su
fábrica de turrones se convirtiera en proveedora de la real Casa de Isabel II, de Amadeo de Saboya, de Alfonso XII, de la Regencia de María Cristina y de Alfonso XIII. La extraordinaria calidad de la materia prima y su cuidada elaboración, hicieron que la fama de los turrones de Mira se extendiera rápidamente.
Los actuales "Hijos sucesores de Luis Mira", como reza el rotulo de la entrada, constituyen la sexta generación que desciende por línea directa de aquel Luis Mira y que hoy día está regentada por su tataranieto Carlos Ibáñez Méndez, que continua conservando aquellos métodos artesanales y logrando que su calidad sea suprema, siendo una de las
tiendas de turrón más significativas de Europa.
Entrar en la
tienda es como volver al siglo XIX. Un sitio muy especial.