El
edificio ha sido descrito como «una obra emblemática en la
arquitectura madrileña por su clara inspiración en la arquitectura griega, pero con una interpretación ecléctica». Su arquitecto, el madrileño Miguel Aguado de la
Sierra (1842-1896), centró más su carrera en la enseñanza y la teoría de la arquitectura, por lo que su producción arquitectónica fue más bien escasa. Además de esta sede, realizó el Panteón de don Adelardo López de Ayala y el
Palacio del Duque de Elduayen.