El tiempo es demasiado lento para aquellos que esperan, demasiado rápido para aquellos que temen, demasiado largo para aquellos que lamentan, demasiado corto para aquellos que celebran. Pero para quienes aman, el tiempo es eterno.
Soñamos desde que el mundo es mundo. El sueño recorre todas las épocas y las geografías. Vivimos de recuerdos, narramos para contarlos y pensarlos, y así quedamos condenados a soñarlos.
El sueño, finalmente, es deseo. Viaje. Descubrimiento. Invención. Memoria, con sus resortes de olvidos y recuerdos.
Desde que el mundo existe, o desde que el mundo existe para nosotros, o desde que nosotros existimos en él, los sueños nos habitan. Ocupan un lugar distinto en cada sujeto y en cada cultura, pero no...