Agua de Carabaña, botella de 250 ml, CARABAÑA

En 1880 el vizcaíno Ruperto Chávarri descubre durante una cacería el extraño sabor de las aguas del manantial del cerro de Cabeza Gorda, próximo a Carabaña. Sus conocimientos como dueño de una farmacia en Antón Martín le hacen sospechar que las propiedades del agua pueden ir más allá de su particular sabor.

Encarga un estudio a su amigo y compañero de cacería Juan Bautista Santonja. Éste comprobó lo que la sabiduría popular ya conocía, las propiedades medicinales de estas aguas.
Las primeras botellas se comercializan en la farmacia-droguería de Chávarri, quien desde el primer momento busca el aval para su descubrimiento. Tan solo tres años más tarde eran declaradas "aguas minero-medicinales", poco después la medalla de plata de la Exposición Nacional Farmacéutica y la de oro en el concurso científico de París.
Posteriormente, Chávarri manda construir un balneario que no llegó a ver en funcionamiento y se utiliza durante décadas.
(14 de Abril de 2017)
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