La Catedral Basílica Metropolitana y Primada de Santa Tecla, TARRAGONA

Los dos primeros destinos nos llevan a la entonces llamada Hispania, una importante provincia del Imperio Romano.
El emperador Adriano nacido en el sur de Hispania se quedó prendado de este lugar.
Dejó escrito en sus memorias que Tarraco era una de las ciudades más bellas que había visitado en su vida, que su​ vino tenía la misma calidad que el de Roma, y que el clima que era perfecto... una eterna primavera.
Se trata de la actual Tarragona.​ En esos tiempos estaba rodeada por murallas de las que hoy quedan cerca de un kilómetro.​
Era la provincia Tarraconense, y Tarraco, su capital.
Su atractivo principal, un anfiteatro de aquellos tiempos, super bien conservado, nada menos que frente al mar!
Asombra aún hoy por sus dimensiones.​ Tenía capacidad para 14.000 personas.
◾Imaginando que estás en Barcelona y que quisieras combinar una jornada de playas, un pueblito pesquero encantador, una ciudad con ruinas romanas... belleza y simplicidad con el encanto del mediterráneo catalán.
Entonces, mi recomendación: visitá Tarragona y Sitges!
◾Si tomaras un tour seguramente te ofrecerían​ ambas ciudades.
Si fueras por tu cuenta, no es más que una hora de viaje desde Barcelona.
Un recorrido para amantes de la historia, el arte, la naturaleza y cascos históricos que​ impactan por su calidez y atractivas calles para pasear.
​ ◾Tarragona: playas,​ ambiente mediterráneo,​ gastronomía exquisita.
En el centro histórico ya hemos mencionado las ruinas arqueológicas, pero además, se concentran bares, restaurantes, museos, y especialmente su Catedral.​
◾Sitges es famosa por sus playas.​
Pero además por sus museos, como el impresionante Palau Maricel, por la vida nocturna, por el increíble carnaval, pero claro está... trasciende por el Festival de cine que se realiza en octubre.
Mi siguiente propuesta: Montblanch: un pueblo medieval de 7.000 habitantes, realmente conservado con un encanto increíble!
◾No hay amplitud de colores, la paleta va del color ladrillo al ocre... y el verdor de la vegetación que acompaña en las afueras, junto a los marrones de las montañas.
◾Es también en la provincia de Tarragona.
◾A poco distancia de Barcelona.
◾Famoso por la leyenda de Sant Jordi, que, si no sabías, es un soldado mártir desde su muerte, el 23 de abril de 303...
Cuenta que la lucha de San Jorge con el dragón fue delante de la murallas de Montblanc.
Si sos amante de las historias medievales, de dragones y héroes, te dejo la leyenda debajo de la nota.
Anualmente, coincidiendo con el día de San Jorge (23 de abril) se organiza la Semana Medieval de Montblanc.
Esta fiesta fue declarada de interés nacional.
Montblanc revive su pasado en calles, plazas y torres de la muralla, con banderas y estandartes señoriales.
Maravillosa la representación de la leyenda de San Jorge, escenas de la vida cotidiana, la cena medieval, un encuentro de fuego, el mercado medieval, la escenificación de las Cortes Catalanas, parte de lo que podrías ver.
◾Completan este extraordinario friso patrimonial sus yacimientos arqueológicos, desde pinturas rupestres paleolíticas hasta restos de asentamientos íberos.
◾El pueblo está amurallado desde el siglo XIV.
Podés atravesar sus torres y portales.
Dentro del núcleo, hay que destacar la calle de los Jueus, un pequeño call que testimonia la implantación de esta comunidad en el término durante la Edad Media.
El Puente Viejo, la iglesia y el antiguo hospital de Santa Magdalena (siglos XIV y XV-XVI, respectivamente), el convento y santuario de la Serra (siglo XIII), o la iglesia de Santa Maria la Major y la antigua iglesia de Sant Francesc, el Palacio Castlà o el Casal de los Josa (siglo XIII), y finalmente el Museu Comarcal de la Conca de Barberà, en un antiguo edificio medieval... te alcanza con esta lista para recorrerlo?
◾Visitálo si estás cerca, y tenés un día para viajar realmente en el tiempo a este rincón catalán cautivante!
◾La leyenda dice que: "Hace muchos años un dragón feroz aterrorizaba los alrededores de Montblanc.
Devoró a los animales hasta tal punto que amenazaba la integridad de los habitantes de Montblanc.
Para evitar el ataque de la bestia se decidió librarle cada día un vecino.
Se realizó un sorteo entre la población, incluida la familia real, y la suerte quiso que la persona escogida fuera la hija del rey.
Cuando se disponía a ser engullida por el dragón apareció un caballero y la salvó hiriendo de muerte al dragón.
Era San Jorge. En el lugar donde el dragón derramó su sangre nació un rosal de rosas rojas.
Desde entonces se mantiene la tradición catalana en la que los hombres regalan una rosa a su amada".