ZAMORA: Valdeón pide al Cristo de las Injurias «amparo para...

Valdeón pide al Cristo de las Injurias «amparo para las familias sin techo y sin ingresos»
La alcaldesa, que intervino antes de la cancelación del desfile, asegura que «es tiempo de mayor esfuerzo»

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El obispo habla con el presidente de la cofradía antes de la suspensión. Foto Emilio Fraile
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M. J. F. La adversa situación económica volvió a convertirse ayer en el telón de fondo del discurso pronunciado ayer por la alcaldesa de Zamora, Rosa Valdeón, antes de que la directiva de la Cofradía del Silencio decidiera suspender la procesión. Con expresión seria y contenida, la regidora municipal pidió al Cristo de las Injurias «amparo para la desesperación de tantas familias sin techo y sin ingresos», una plegaria que extendió a «los marginados y a los excluidos, a los jóvenes sin ilusión, a los que sufren, a los enfermos, a los que no tienen nada y a los que necesitan un trabajo».

Sin embargo, lejos de caer en el derrotismo, la mandataria municipal también tuvo palabras de ánimo al asegurar que «no es tiempo de desaliento, es tiempo de mayor esfuerzo y dedicación, de asumir riesgos», a lo que añadió que también «es tiempo de rigor e integración, de recuperar valores éticos, de compartir, de valentía y de sacrificios». Según aseguró, «traemos lleno de esperanza el equipaje para que en esta larga y dura travesía encontremos la fuerza y el coraje». Por ello, ante «estos tiempos difíciles y complejos», Valdeón apeló al sentido de «unidad, de generosidad, de compromiso y de respeto».

Ante una plaza de la Catedral enmudecida, la alcaldesa aseguró que «nuestro silencio no es resignación, es libertad, reflexión, fruto de nuestra determinación para alejar el odio, el hambre, el egoísmo». Un silencio que además debe servir, según sus palabras, «para erradicar la intransigencia, la violencia, la sin razón de la guerra y del terrorismo».

Bajo las primeras gotas de lluvia, la alcaldesa de la ciudad aprovechó la presencia del numeroso público congregado en las inmediaciones de la Catedral para asegurar que «hoy miles de zamoranos estamos contigo», a lo que agregó que «la ciudad entera es calma y sosiego, es misterio de clarines y de incienso, manantial de reflexión y de sentimientos». Con su mirada fijada en el Cristo mostró su deseo de que su martirio en la cruz «dé sentido a nuestras pérdidas y a nuestras muertes». En esta línea calificó como «gran lección de amor» su muerte como hombre. En cuanto a los clavos que le apuntalan en la Cruz, Valdeón aseguró que «son nuestros en la violencia, en la intolerancia, en el egoísmo, en la desigualdad y en el desprecio». También afirmó que «aunque, como tu mejor discípulo, te neguemos, aunque, a veces, te ignoremos, apartemos de ti la mirada no podremos callar tus enseñanzas». En éstas últimas, afirmó, que «encontraremos el camino para ser nosotros los que te miremos».

Ante la atenta mirada de los cientos de cofrades enfundados en sus inconfundibles túnicas blancas y rojas que escuchaban sus palabras, la alcaldesa cerró su discurso con una petición «a aquel que dio vista a los ciegos, que curó a los enfermos, resucitó a los muertos y el que todo lo puede» para que «tenga los brazos abiertos a mujeres y hombres de este tiempo para que nuestra tierra pueda volver al camino del empleo de la paz social y del progreso».