UN PUEBLO CON DIGNIDAD.- La singular historia de VILLAESCUSA merece el honor de ser contada en este lugar con todos los honores dadas las circunstancias que concurrieron en el último tercio del siglo XIX. En uno de aquellos años en que la recolección agrícola fue prácticamente nula por adversidades meteorológicas, en representación del pueblo el alcalde se dirigió al de la Iglesia Católica local para que les exhimiera del pago de los diezmos y primicias que cada año se entregaban a dicha institución por obvias razones de la imposibilidad económica de atenderlas, exclusivamente las de aquella anualidad. Al serle denegada, dicho alcalde tomó la decisión de pasarse al protestantismo y con él varios vecinos más, decisión que se ha mantenido en las generaciones posteriores por parte de algunos vecinos hasta nuestros días, y así se explica que aún hoy existen la capilla y cementerio de dicho culto protestante. Hay que situarse en la época en que tal hecho transcurre y el impacto que la decisión tomada y llevada a la práctica hubo de tener, es decir, la entereza del "sostenella y no enmendalla" que pone de manifiesto la dignidad de un pueblo que injustamente se veía humillado.