VILLADEPERA: Se casa el señor alcalde...

Se casa el señor alcalde
El regidor de Villadepera José Ignacio Isidro y Mari Luz Pascual refrendan su matrimonio celebrado en 1986 con la boda típica sayaguesa
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El sacerdote recibe a novios y padrinos a las puertas de la iglesia.
Foto Chany
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CHANY SEBASTIÁN Villadepera, tan bonito como a la vez acogedor pueblo, la «Perla del Duero», allá, al borde de los arribanzos, camino de Portugal, fue ayer la capital cultural internacional de «La Raya» de España y Portugal con la celebración de la boda típica sayaguesa, mítica y mística, rememorando con todos sus ancestrales y puros aconteceres aquellos viejos tiempos donde la unión matrimonial se convertía a lo largo de tres intensas jornadas de fiesta en la fuente de la hermandad y de la convivencia religiosa, social y cultural para en el presente, mirando al pasado, cultivar la esencia de la vida futura.

Tradición pura, amor eterno y sin fronteras que congregó a 237 convidados, como ya es algo habitual cada último sábado de julio, en los actos organizados por la asociación «Fuente Beber» con la colaboración de Ayuntamiento.

No se trató de una representación, teatro o ficción para pasar el rato, si no de una boda real como la vida misma, que en esta ocasión servía para conmemorar las «Bodas de Planta» de dos de sus hijos más apreciados y queridos, sayagueses de pura cepa, ejemplo a seguir de unión, sencillez, trabajo y honestidad, Mari Luz y José Ignacio, el actual alcalde.

José Ignacio Isidro Isidro (22 de septiembre de 1964) y Mari Luz Gonzalo Pascual (13 de noviembre de 1963) revivieron emocionados, lágrimas incluidas, aquel ya lejano día del 15 de noviembre de 1986 cuando muy jóvenes formalizan ante el altar la creación de una familia, feliz, que les ha dado dos hijos. Ya entonces fueron tres jornadas festivas donde los invitados dieron cuenta de una majestuosa ternera del ganadero y padre de la novia.

El viernes la cena de vísperas congregó entorno a la buena mesa de chanfaina a los comensales. De madrugada los mozos cumplieron con la tradición del «Carril», reguero de paja de centeno iniciado en las casas de la novia y el novio hasta confluir para seguir hasta la iglesia. Antaño esta era la señal que delataba a los vecinos que iba ese día iba a haber Casamiento (Primer Pregón).

Las calles bordeadas de cañizas y cortinas de pétreas cercas fueron testigos privilegiados de la comitiva en busca de la novia y del novio a los sones de la música de flauta pastoril y tamboril de Mario Martínez Roncero y Alberto Fernández Hernández que este año tomaban la alternativa al sayagués José Mauricio Fernández fiel durante años, retirado por la edad. Puri Rodrigo fue la madrina que llevó del brazo a José Ignacio, y Miguel Ángel Nieto, el padrino.

Miguel Bártulos quien oficio la boda, como antes, en latín, orgulloso del pueblo: «Villadepera es ese mágico lugar donde el beso de la tierra con el cielo se hace visible y defendiendo en la importancia y los valores de la familia no como célula sino «algo que tiene un compromiso social» alabando a José Ignacio y Mari Luz: «Ellos son un ejemplo para Villadepera, una bendición para la comunidad, siempre dispuestos ayudar a los demás». Como allí se hace desde 1730 se cantó el Ángel del Señor.

Los convidados degustaron y disfrutaron de un sabroso menú a base de garbanzos, filetes, callos y carne guisada. La «Arada» y el paseo en el engalanado carro pusieron colorido a una mágica boda que finaliza hoy con la tradición de llevar y tirar a marido y la mujer a la «Fuente Beber».