TORO: «Vino de reyes y poetas»...

«Vino de reyes y poetas»
La pregonera de la fiesta, Marisol López, ensalza el potencial agroalimentario de la zona como fuente de empleo y aboga por un mayor desarrollo del enoturismo
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Marisol López (derecha) durante el pregón. Sentados, de izquierda a derecha, José María Barrios, Amancio Moyano, Alberto Castro, Clara San Damián y Jesús Sedano. Foto M. J. C.
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M. J. C. Desde el glorioso pasado hasta el prometedor futuro. Un exhaustivo recorrido por la historia de los vinos de Toro, fue el hilo conductor del pregón inaugural de la Fiesta de la Vendimia, en el que la directora de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, Marisol López del Estal, desgranó, racimo a racimo, la esencia de un sector que se ha convertido en el pilar de la economía y el desarrollo local. Un sector, el vitivinícola, que ha servido de «estímulo» al potencial agroalimentario de la provincia, industria que, para la pregonera, debe todavía «afianzarse» para convertirse en una fuente riqueza y empleo, que impida el éxodo de los jóvenes, por «la falta de oportunidades laborales». La pregonera resaltó en su alocución que, para conseguir este objetivo, la Denominación de Origen debe contar con una sede «digna», que también contribuirá a desarrollar el enoturismo en el que confluyen «tres elementos de los que Toro puede presumir sin contemplaciones», como el patrimonio histórico, la tradición y los productos gastronómicos. Durante su discurso, cargado de referencias históricas y literarias, se refirió a los primeros 25 años de vida de la distinción de calidad que fue obtenida «con tesón y con ilusión inquebrantable». Recordó la pregonera al pequeño grupo de bodegueros y viticultores que confió en el potencial vinícola de Toro, así como en «el fruto de un trabajo colectivo» ya que, hace 25 años, «creían en si mismos, se mostraban unidos ante la indiferencia y el escepticismo de otros». Y es que, como remarcó López, los técnicos del INDO, rechazaron en dos ocasiones el sello de calidad para los vinos toresanos, porque «no tuvieron en cuenta que la historia de esta noble ciudad se ha escrito y se escribe con tinta, pero con Tinta de Toro», variedad de uva que definió como «el tesoro nacido de una tierra en apariencia pobre, pedregosa, difícil en el trato, pero generosa con el esfuerzo humano». El «pasado glorioso» de los vinos de Toro, como relató, «atestigua» lo que recientemente describía el Premio Nobel, Mario Vargas Llosa, quien ha definido la cultura del vino como «la columna vertebral e inspiradora de la cultura occidental, nacida con la propia humanidad casi o al mismo tiempo que el mismo lenguaje». En 1987, como precisó, un pequeño grupo de bodegueros y viticultores empezó a escribir la nueva historia de los vinos de Toro y, «pronto convirtieron a esta tierra en el destino señalado de las más prestigiosas bodegas y entre todos se ha logrado un producto que acapara premios y que ocupa las preferencias del gurú de los vinos, Robert Parker». Con unos versos del poeta Claudio Rodríguez, cerró su discurso, no sin antes afirmar que «el vino de Toro, vino de poetas y reyes seguirá escribiendo historia» y deseó, que «la que cuente a partir de ahora sea la de una villa, la de Toro, la de una provincia, Zamora, emergente gracias a la labor y la unidad de sus habitantes».