"Una mochila, un pantalón, cuatro camisetas, una cámara, ni un euro y un par de huevos". Equipaje de Francesc. No hay más. Destino España. La única condición, viajar sin dinero.
Francesc Busquets, un joven técnico de sonido catalán, llenó el petate el pasado 9 de marzo, vació sus bolsillos y partió rumbo al País Vasco para arrancar su particular aventura. La idea, dice, es exhibir "otro punto de vista de la sociedad actual", explicar "cómo se vive sin recursos" en un país como España cuando más aprieta la crisis y subrayar la generosidad de la gente, de los que le ceden un sofá para pasar la noche, de los que le dan de comer, le pagan un billete de metro, de los que le invitan al teatro o le dejan 30 minutos de conexión en un cibercafé para ir colgando en su web los vídeos en los que relata su travesía. Miles de personas han pasado ya por sinpasta. es.
"No acepto dinero, ni un euro. Me conformo con que me dejen dormir en algún lado o me paguen el viaje", cuenta. Así ha llegado estos días hasta Valencia. Apareció por aquí el 25 de marzo y aún no se ha marchado. Luego tirará hacia el sur y donde el destino le vaya llevando. No vuelve a casa hasta dentro de seis meses.
Dejó un trabajo en el que no le iba demasiado mal (ha sido técnico de sonido de El Joglars o La Fura del Baus) porque si no lo hacía ahora, quizás no lo haría nunca, porque quería experimentar cómo se vive "arriba y abajo". "El año pasado hice el camino de Santiago y empecé a pensar la idea de hacer esto, de viajar solo en plan mochilero y sin dinero". Ya está en ello y no abandonará a menos que los medios de comunicación le arruinemos el concepto. "Si un día voy a un mercado a pedir una manzana y me regalan un kilo porque me reconocen, lo dejo", sentencia.
Todo lo demás le da igual. Si le critican por frívolo, si dudan de sus intenciones, si le reprochan el marketing... No pasa nada: "Decía Dali, que se hable de mí aunque sea bien". Francesc está dispuesto a explicar su proyecto a cualquiera. "La opinión me hace grande". Dice que cuando se sienta con alguien, todos se convencen. "Cualquier puede hacer lo que yo hago, les invito a atreverse", cuenta.
Ha recurrido a comedores sociales y ha pasado noches en la calle. Reconoce que es duro compartir acera con "un tipo sucio y un brick de vino", aún así, dice, lo más duro son los "recuerdos inmediatos, lo que ves cada día, lo que asimilas cuando te sientas en un banco a repasar lo que has hecho ese día". "Es alucinante lo que te encuentras, pero también es alucinante cuando un desconocido te invita al teatro o cuando la Policía te echa una mano para domir en una obra".
Cuando acabe su viaje quiero contarlo en charlas, dar conferencias para compartir su experiencia. "Sin ánimo de lucro", insiste. Sin pasta.
Francesc Busquets, un joven técnico de sonido catalán, llenó el petate el pasado 9 de marzo, vació sus bolsillos y partió rumbo al País Vasco para arrancar su particular aventura. La idea, dice, es exhibir "otro punto de vista de la sociedad actual", explicar "cómo se vive sin recursos" en un país como España cuando más aprieta la crisis y subrayar la generosidad de la gente, de los que le ceden un sofá para pasar la noche, de los que le dan de comer, le pagan un billete de metro, de los que le invitan al teatro o le dejan 30 minutos de conexión en un cibercafé para ir colgando en su web los vídeos en los que relata su travesía. Miles de personas han pasado ya por sinpasta. es.
"No acepto dinero, ni un euro. Me conformo con que me dejen dormir en algún lado o me paguen el viaje", cuenta. Así ha llegado estos días hasta Valencia. Apareció por aquí el 25 de marzo y aún no se ha marchado. Luego tirará hacia el sur y donde el destino le vaya llevando. No vuelve a casa hasta dentro de seis meses.
Dejó un trabajo en el que no le iba demasiado mal (ha sido técnico de sonido de El Joglars o La Fura del Baus) porque si no lo hacía ahora, quizás no lo haría nunca, porque quería experimentar cómo se vive "arriba y abajo". "El año pasado hice el camino de Santiago y empecé a pensar la idea de hacer esto, de viajar solo en plan mochilero y sin dinero". Ya está en ello y no abandonará a menos que los medios de comunicación le arruinemos el concepto. "Si un día voy a un mercado a pedir una manzana y me regalan un kilo porque me reconocen, lo dejo", sentencia.
Todo lo demás le da igual. Si le critican por frívolo, si dudan de sus intenciones, si le reprochan el marketing... No pasa nada: "Decía Dali, que se hable de mí aunque sea bien". Francesc está dispuesto a explicar su proyecto a cualquiera. "La opinión me hace grande". Dice que cuando se sienta con alguien, todos se convencen. "Cualquier puede hacer lo que yo hago, les invito a atreverse", cuenta.
Ha recurrido a comedores sociales y ha pasado noches en la calle. Reconoce que es duro compartir acera con "un tipo sucio y un brick de vino", aún así, dice, lo más duro son los "recuerdos inmediatos, lo que ves cada día, lo que asimilas cuando te sientas en un banco a repasar lo que has hecho ese día". "Es alucinante lo que te encuentras, pero también es alucinante cuando un desconocido te invita al teatro o cuando la Policía te echa una mano para domir en una obra".
Cuando acabe su viaje quiero contarlo en charlas, dar conferencias para compartir su experiencia. "Sin ánimo de lucro", insiste. Sin pasta.
